sábado, 30 de octubre de 2010

EN AIGUÁ – MALDONADO – URUGUAY

La ciudad de Aiguá está situada a 178 kilómetros de Montevideo y a 90 kilómetros de la ciudad de Maldonado, partido al cual pertenece. Su nombre se cree que procede del guaraní significando agua que corre.

Primitivamente era conocida como el indiano pago de la Iguá o Aleiguá, cuando por disposición del año 1774 del rey de España las tierras pasan a pertenecer a Jerónimo Muniz, siendo su nieta Margarita Muniz quien donó los terrenos para la fundación de un pueblo el 21 de noviembre de 1892, con el nombre de San Antonio del Aiguá.

El 7 de mayo de 1906, se declara Centro Poblado con el nombre de "Pueblo Aiguá", siendo reconocida como ciudad en 1956 al cumplirse 50 años de su fundación.

En cuanto a la actuación de Carlos Gardel en Aiguá, no existen mayores referencias. Miguel Angel Morena, el principal biógrafo de Gardel menciona que se presentó en el Café de José Vázquez en febrero de 1918.


En el link http://www.tacuy.com.uy/Servicios/Maldonado/index.htm sólo se informa que: En 1918 actuaron en un café Gardel y Razzano, atraídos por una carrera de caballos.

La placa que encabeza la presente entrada fue publicada en el link http://www.cableaiguatv.com.uy/cableaigua/?page_id=102 con el siguiente texto: Nuestra ciudad cuenta entre su rico historial el de haber sido testigo del cantar inigualable de Carlos Gardel, la placa adjunta rememora este acontecimiento siendo Aiguá, el único lugar del Departamento de Maldonado  y de los pocos del país donde hay constancia de su presencia.

En el Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes del 2 de mayo de 2006, se trató el proyecto de ley por el cual el 7 de mayo de dicho año se declarase como feriado no laborable en Aiguá, por cumplirse el centenario de su fundación.

En los considerandos del mismo se puede leer: Como un hecho singular se marca la presencia en Aiguá, en 1918, de Gardel y Razzano, con motivo de una legendaria carrera de caballos, cuando el dúo todavía no había alcanzado la notoriedad de la cual gozaría años después.

Pero el sitio en Internet que más precisiones otorga sobre la presencia de Gardel en Aiguá en 1918, corresponde a la Intendencia de Maldonado http://69.163.189.161/sociales.php donde se publica el siguiente artículo del Libro "Memorias de Aiguá", Grupo Candela, Montevideo 1997.

Carlos Gardel en Aiguá

Un hecho poco conocido. Carlos Gardel cantó en Aiguá. Gardel, con Razzano, estuvieron y cantaron en Aiguá en 1918. En febrero de dicho año, con motivo de jugarse en la entonces Villa de Aiguá, una carrera, de los caballos más ligeros y famosos del Uruguay, que precisamente eran del este del país; un bayo de Gadea, de Treinta y Tres, el rosillo de San Carlos, de Don Luis Pereira y el zaino de Pitta, de Rocha. Los tres departamentos y sus correspondientes aficionados, la trascendencia de la carrera, que llegó a todo el Uruguay y su ambiente turfístico y hasta en países limítrofes, Argentina y Brasil, trajo hasta Aiguá una nutrida y selecta concurrencia.

Gardel llegó a Aiguá atraído seguramente por esa carrera y aprovechó para visitar a los amigos que tenía en la estancia de Othatz, cerca de Mariscala.

En Aiguá, cantó en el Café de José Vázquez -que aún existe en actividad- propiedad de Honorio Fernández Chaves sito en la esquina de 25 de Agosto y 18 de Julio. Gardel estaba acompañado de Razzano y sus guitarristas.(1) El mismo día de la carrera cantó en la pista, debajo de una enramada criolla, donde hombres y mujeres lo aplaudieron y le hicieron repetir sus canciones.

(1) Cabe aclarar que el dúo Gardel-Razzano no pudo ser acompañado por "sus guitarristas", pues en ese año el único era José Ricardo, ya que Guillermo Barbieri recién se incorporaría en 1921.

2 comentarios:

Johnny dijo...

Y la magia de Gardel cantó en Aiguá

En febrero de 1918 El Mago concurrió atraído por una legendaria carrera de caballos

“A mí nada me faltaba
cuando mi moro tenía;
libre era cuanto quería,
ni guapetón me alcanzaba
ni alcalde me perseguía,
cuando mi moro tenía.”

Es sabido la predilección que tenía Carlos Gardel por la tierra Oriental. Cuando aún no había adquirido la fama y el prestigio que le ganarían a la muerte eran frecuentes sus incursiones hacia nuestras costas. En épocas veraniegas era común verlo cantar en escenarios Montevideanos donde se forjaba el artista que asombraría al mundo.
En cierta oportunidad lo vio actuar el fotógrafo Salazar, oriundo de Minas, quién había arrendado el Cine Ideal y buscaba algún número artístico para complementar el espectáculo que ofrecía. La propuesta sedujo a Gardel quién, acompañado por Razzano, se presentó en la Ciudad Minuana. Pese a la promoción del evento, el entonces poco conocido Gardel, no obtuvo una convocatoria acorde a las expectativas, apenas unas pocas decenas de personas, hicieron que se suspendieran las futuras presentaciones. Gardel y Razzano aprovecharon su estadía en la región para visitar la Estancia de Othaz, en las cercanías de Mariscala, ya que eran conocidos de sus propietarios. A los oídos de los visitantes llegó la noticia de un evento que atraía a muchísima gente, los mejores caballos del Este del país competirían, en “El Aiguá”, por ver quien era el mejor. “Burrero” de alma El Mago no se podía perder la ocasión de presenciar el lance entre el bayo de Gadea de Treinta y Tres, que a la postre fue el triunfador, el zaino de Pitta de Rocha y el rosillo de San Carlos propiedad de Luis Pereira, caballo que era famoso por ser alimentado con leche. Bajo un intenso calor, el cantor y sus amigos, se trasladaron en diligencia, dirigiéndose al café La Picada de José Velásquez, ubicado en las calles 18 de Julio y 25 de Agosto. Allí, un Gardel no tan estilizado como el que se haría inmortal, interpretó parte de su repertorio, que por aquel tiempo estaba principalmente integrado por canciones gauchescas, dejando absorto a los afortunados parroquianos que fueron testigos de la magia del Morocho del Abasto. Al otro día cantó para los concurrentes a la carrera debajo de una enramada. Dentro del repertorio, algunos recordarían que interpretó El Moro y El Pangaré, propicios para una jornada donde los caballos eran los actores principales. Invitados por sus anfitriones Gardel y Razzano visitaron las Grutas de Salamanca, quedando sorprendidos por la acústica del lugar. Cuando se fue seguramente ninguno de los que presenciaron su actuación supuso que estaban ante la presencia del cantor rioplatense más grande de todos los tiempos y una de las voces más difundidas en el mundo. Quizás con los años atesoraran aquel momento y otros no creyeran que el artista famoso del cine y los discos, que se accidentara trágicamente en Medellín, fuera aquel muchacho gordito de voz prodigiosa que cantó una tarde de verano bajo una enramada mientras tres pingos buscaban la meta.

Johnny Gatti

Alberto Rasore dijo...

Muchas gracias por su comentario.