miércoles, 31 de agosto de 2011

EN VALENCIA – VENEZUELA

Valencia, es la capital del municipio homónimo y del estado de Carabobo en la República Bolivariana de Venezuela, habiendo sido la capital del país en 1812, 1830 y 1858.

Fue fundada entre 1551 y 1555 como Nueva Valencia del Rey, para posteriormente llamarla Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey y más tarde Nuestra Señora del Socorro de la Nueva Valencia del Rey, debiendo su nombre a la ciudad de Valencia de Don Juan en León, España.

Actualmente, en el sitio http://elblogdelbolero.wordpress.com/2007/08/24/botiquin-bar-night-club-boite/ se trata de recordar aquellos locales conocidos como botiquín, bar, night club, y boite o cabaret, existentes en la segunda mitad del siglo pasado.

Respecto a los bares, transcribo seguidamente su contenido

Bar: Un establecimiento dotado un poco mejor que el botiquín, con más comodidad, atendido por mesoneros, casi con las mismas características, pero ya se podía ir acompañado de damas, a las que se respetaba cuando la bebida no se subía más de la cuenta y cegaba a su consumidor. No tenia mesas de juego. Contaba también con  Rockola, un poco más lujosa, colorida y con mejores formas, con un mejor sonido musical, pero se respetaba que el volumen de la música escogida fue un poco más moderado para que las conversaciones pudieran entablarse de forma normal y no a gritos, ya que era y es el sitio de reunión por tradición cuando con su música se le quiere amenizar con las bebidas preferidas. La música es la misma que el caso anterior, pues siempre prevalecían las composiciones de moda o aquellas que perduraban en el gusto de los clientes, a quienes siempre se trataba de complacer, pues la mayoría eran asiduos visitantes del establecimiento. El Bar fue tomando tales características propias que lo identificaron plenamente, independientemente de que el establecimiento tuviera tal denominación, ya que se consideraba un sitio de sano esparcimiento, con una relativa seguridad y a donde generalmente asistían personas a las que la bebida no los convertían en pendencieros o “busca pleito”. Hay una diferencia notoria entre Bar y Botiquín.

En los botiquines entraba cualquier cristiano, simplemente lo que se necesitaba era tener dinero para pagar sus consumos; en cambio en los bares se estilaba reservarse el derecho de admisión, precisamente para evitar la entrada de aquellas personas que gozaban de mala reputación, tanto hombres como mujeres, por que sus apariencias no indicaban nada bueno, pues no se hacia distinción para honrar la condición de quienes verdaderamente asistían a disfrutar un rato placentero, ameno y sin molestias o disturbios de ninguna especie. El Bar Don Luis (Chacao), con sillas numeradas pertenecientes a cada uno de los asiduos asistentes, es uno de los más emblemáticos del Este de Caracas y ha perdurado por varias generaciones, ganándose una muy sólida reputación por las personas que lo visitan o visitaban diariamente. Mi Vaca y yo (Carretera vieja de Baruta, del reconocido escritor Papillon), otro de los recordados sitios para pasar un grato momento, disfrutando de las amenas charlas del famoso Papillon, cuando era su dueño, o de una buena música como fondo infaltable, pero a un volumen sumamente moderado. Luego fue atendido  por su esposa,  una exuberante mujer de gran personalidad y un trato super ameno, que hacía que las veladas valieran la pena. De igual forma se escogía este sitio, además, para disfrutar del frescor del lugar y de la vista de las montañas que lo rodeaban.

Don Pepe (carretera vieja de Baruta), sitio también de gratos recuerdos, donde además de los tarros o Jarras de cerveza, se disfrutaba del famoso pepito, que no era otra cosa que un gran sándwich en pan francés, relleno de un pedazo de carne, generalmente solomo, con ruedas de tomate y untado de mantequilla, al gusto; se dice que allí fue que se invento este tipo de alimento. Bar la Pelota (Av, Casanova), se caracterizó por emplear grandes pantallas como reflejo de la televisión para exhibir los deportes favoritos de la época (Boxeo, Béisbol criollo y de Grandes Ligas, Fútbol, etc.), donde también se bailaba con música en vivo. Bar Canta Rana (Alto Atillo), donde, entre otras cosas, se recuerdan los famosos vermut (después de las 4 de la tarde) amenizados por la Billo`s Caracas Boy los sábados y domingos; sitio por demás agradable, fresco y con una maravillosa vista de casi media Caracas. Era un lugar casi obligado para la juventud de los años 60, cuya diversión generalmente se caracterizó por lo sano y por lo alegre, aunque tuvo sus lunares como el surgimiento de las grandes pandillas o los nunca bien recordados patoteros.

Bar Caracas City (El Silencio), uno de los sitios más populares del centro de Caracas, con una particularidad que lo hizo famoso, en la planta baja se encontraba propiamente el Bar, asistido por mesoneras, muchas de las cuales eran estudiantes o madres solteras, y en la parte superior existía un salón de billar, donde también se servían bebidas.

Como se podrán dar cuenta la cantidad de nombres da una idea de los locales frecuentados, teniendo cada uno una historia muy particular, pero narrarlas nos llevaría mucho espacio. Existen muchos más, pero la memoria nos traiciona y no los recordamos, así que cualquier ayuda al respecto será bienvenida.

Y la ayuda que brinda uno de los visitantes de la página dice: La cervecería más famosa era La Donzella y por cierto aquí en valencia fue el bar Tomo y obligo de Antonio Berroteran.

No habiendo encontrado material gráfico de la época, tuve la suerte de hallar en los sitios de compra-venta en Internet, una tarjeta de 10 por 7 centímetros, del bar “Tomo y obligo”, la cual con la imagen de Carlos Gardel, encabeza la presente entrada de este blog.

Fue emitida al cumplirse 28 años de su desaparición física, constando al dorso de la misma, como un homenaje a Carlos Gardel.


Pero una sencilla tarjeta no constituye un monumento recordatorio del querido “Zorzal Criollo”, sino que lo es el nombre con que el propietario, decidió llamar al bar, el tango “Tomo y obligo”, que lleva música del propio Gardel y letra de Manuel Romero, y que grabara el 28 de septiembre de 1931 con las guitarras de Barbieri, Riverol y Vivas, y el 26 de octubre del mismo año secundado por la orquesta de Francisco Canaro.


Como olvidarnos que “Tomo y obligo” fue el último tango que Gardel cantó en público, el día 23 de junio de 1935, al despedirse de Bogotá por la onda de “La Voz de la Victor”, y que interpretara magistralmente en la película “Las Luces de Buenos Aires”, en la inolvidable escena en que comparte la mesa con Pedro Quartucci.

Además pude encontrar otro comentario, en este caso en, http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?p=11385239&sid=509c457559af14577ea87e6728ffa117  el cual dice lo siguiente: “Hace muchos años fui visitante en Valencia, varias veces, del Bar "Tomo y Obligo", con su rockola de tangos y su decoración gardeliana. Creo que lo quitaron y el viejo dueño murió, no se”.

Rotundo comentario de un concurrente al bar, que recuerda su decoración gardeliana, que ya no podremos volver a ver, pero sí imaginar la presencia de Carlos Gardel en fotos, cuadros y folletos, adornando sus paredes.

martes, 23 de agosto de 2011

EN EL MUSEO DEL AUTOMÓVIL - BUENOS AIRES


El Museo del Automóvil se inauguró en el año 2000, fruto de la iniciativa de Luis Spadafora y de un grupo de amantes de los “fierros”, que en 1984 se reunieron para darle forma a un proyecto que se concretó con la apertura del museo en la calle Irigoyen 2265, en el barrio porteño de Villa Real.


Uno de los barrios menos extensos y menos poblados, se caracteriza por sus casas bajas, siendo una de ella donde se encuentra situado el museo, el cual se destaca por el automóvil que cuelga frente a su fachada.


En sus instalaciones pueden verse tanto desde un carruaje eléctrico de 1897, hasta autos deportivos, cupés, descapotables, sedanes, autos de carrera, buses, motos, bicicletas, etc., que reviven distintos momentos de más de cien años de la historia del automóvil, como ser:

Un Ford A Tonneau del año 1903, recientemente restaurado, del que solo se hizo una serie de 500 ejemplares, siendo el número 338, el expuesto en el museo.
Y en ocasiones conducido por su creador Henry Ford.


Un Hudson 1929, sedán de cuatro puertas, con el que se dice solía pasar Jorge Luis Borges, sentado en el asiento trasero.


Un convertible de cuatro puertas, en color beige, marca Dodge Brother 1937, que perteneció a la Embajada de Estados Unidos y habría sido utilizado por el presidente Franklin Delano Roosevelt, y que luego en 1989 fuera elegido por Diego Armando Maradona para su casamiento con Claudia Villafañe, como así también para el rodaje de la película "Evita", en 1996, dirigida por Alan Parker, con Madonna en el rol de la primera dama.


La cupé Chevrolet de 1939 con la que corrió el quíntuple campeón del mundo Juan Manuel Fangio, en las recordadas carreras de “Turismo de Carretera”.



El recordado Ford negro y blanco, conocido como “La Empanada”, con el cual debutara Oscar Alfredo Gálvez, el 5 de agosto de 1937 en el “Turismo de Carretera”.


Apodado "El Aguilucho", Oscar Gálvez participó en 309 carreras entre 1937 y 1964 dentro del territorio argentino, conquistando 90 victorias y 6 en el exterior. Fuera del TC, entre sus logros más importantes está, el de ser el primer argentino en vencer a los grandes pilotos europeos, en el III Gran Premio Eva Duarte de Perón, el 6 de febrero de 1949, al volante de un Alfa Romeo 308, en el circuito callejero de Palermo, en el barrio homónimo de Buenos Aires.


En Turismo Carretera disputó 169 carreras, triunfando en 43 de ellas, y obtuvo los campeonatos de 1947, 1948, 1953, 1954 y 1961, siendo el tercer piloto con más títulos ganados, sin olvidarnos que en 1989, poco antes de morir, fue homenajeado cuando el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, renombró al “Autódromo Municipal 17 de Octubre”, como "Autódromo Ciudad de Buenos Aires Oscar Gálvez", y más tarde “Autódromo Juan y Oscar Gálvez”.

En su espacio en el “Museo del Automóvil”, además de los autos se exhiben una importante cantidad de trofeos que obtuviera a lo largo de sus carreras, fotografías, recortes periodísticos de la época y hasta un busto suyo.


Otra de las atracciones es la cupé Torino Nº 1 que participó en 1969, en las 84 horas de Nürburgring, autódromo situado en Nürburg, Alemania.


Argentina, bajo la dirección de Juan Manuel Fangio, participó con tres “Torino” de fabricación nacional, de los cuales el Nº 1 fue conducido alternativamente por Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar "Cacho" Fangio.

Entre las rarezas, se pueden ver los tradicionales buses ingleses de dos pisos, y los autos que funcionaban como colectivos en Buenos Aires.


El “Lecherito”, un automóvil preparado para transportar los tarros de leche, hermosamente fileteado.


Y si hablamos de fileteado, no podía estar ausente Carlos Gardel.


En 1953 se fabricaron en las instalaciones de la “Industria Aeronáutica y Mecánica del Estado” (IAME), los automóviles “El Justicialista” y “Graciela”, que vemos en la siguiente imagen junto a Elvis Presley.


Aunque el “Rey del rock and roll”, parece no quererse quedar quieto en el museo, cambiándose de ropa y apareciendo en otros lugares.


Al volante de un “Ford”, se encuentra un conductor.

Parece cara conocida. ¿Será Carlos Gardel?

Tal vez si nos acercamos un poco más podamos saber de quien se trata.

¡Sí, es don Carlos Gardel!

El inconfundible “Zorzal Criollo” con toda su pinta.

El querido “Morocho” y su eterna sonrisa.

Vale la pena mirarlo bien de cerca.

El museo cuenta además con una biblioteca.


Un microcine, recordando al “Cine Real”, donde se rescata la historia del automóvil, las campañas de Juan Manuel Fangio, y Oscar Gálvez, notas informativas de los autos, y hasta dibujos animados de automóviles para los más pequeños.



En la marquesina se encuentran Humphrey Bogart, Alberto Olmedo y Woody Allen, y delante Charles Chaplin.


También hay una réplica de edificios, comercios y personajes, que evocan a Buenos Aires de la década del 40, en la llamada "Calle de los recuerdos".


Pueden verse una estación de servicio, un taller mecánico, una gomería, un garage, un taller de pintura, un almacén de ramos generales, un bar, y una barbería, entre otros.



El edificio de Corrientes 348, citado en el tango “A media luz”, con música de Edgardo Donato y letra de Carlos Lenzi, grabado por Carlos Gardel en 1926, con sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri.

El “Café de los Angelitos”, tango de José Razzano y Cátulo Castillo, que recuerda el café donde solía concurrir Carlos Gardel, en la parte de su letra que expresa:

Yo te alegré con mis gritos
en los tiempos de Carlitos
por Rivadavia y Rincón.

Recordando que el sitio oficial del “Museo del Automóvil es: http://www.museodelautomovil.org.ar

Nos despedimos hasta nuestra próxima entrada, no sin antes contemplar nuevamente a Carlos Gardel.

martes, 16 de agosto de 2011

EN EL CAFÉ-BAR SAN LORENZO – BUENOS AIRES

Está situado en la calle Avelino Díaz y Avenida La Plata, casi frente a la que fuera la puerta de hierro forjado del demolido estadio del club “San Lorenzo de Almagro”, conocido como “El Gasómetro”.


El “Café-Bar San Lorenzo” abrió sus puertas en la década del 30, siendo uno de los puntos de reunión obligado para los hinchas, directores y jugadores del club homónimo, como Angel Zuvieta, Isidoro Lángara, el “Bambino” Veira, Fernando Areán, el “Loco” Doval, el “Manco” Casa, Roberto Telch, Sergio Villar, Rafael Albrecht y el “nene” Sanfilippo, entre otros.


Desde 2004 su dueño es Eduardo Facián, quien decidió colorear sus paredes resaltando los colores del club, azul en los marcos de las puertas y ventanas, y el grana o el rojo en los bordes del techo, salientes y ventanas, como así también el toldo, que obviamente aumenta dicho color al bajarse.


En el resto se utilizó el marrón mostaza como base, y sobre dicho color se pintaron las imágenes de personajes, alegorías, leyendas y fileteados, donde se reflejan el humor y la nostalgia, no pudiendo estar ausente Carlos Gardel.


Arriba de la puerta del café figura el número 1908, el cual representa la primera asamblea extraordinaria del club “San Lorenzo de Almagro” (CASLA), llevada a cabo el 1ro. de abril de dicho año, fecha establecida oficialmente como el día de su fundación.

En dicha asamblea se propuso “Los forzosos de Almagro” como nombre del club, no siendo aceptado por el padre Lorenzo Massa, eligiéndose entonces el nombre de “San Lorenzo” en su homenaje, aceptado por el padre, pero no en su honor, sino por el santo y a la Batalla de San Lorenzo.


A pedido de Federico Monti, uno de los fundadores del club, se agregó la partícula "de Almagro", por el barrio porteño donde residían la mayoría de los miembros, barrio que por la Ordenanza Nº 23.698 del 11 de junio de 1968, pasó a llamarse barrio de Boedo.

“San Lorenzo de Almagro” ascendió a la primera división del fútbol en 1915, y a al año siguiente se inauguró el estadio definitivo, sobre la Avenida La Plata entre las calles Inclán y Las Casas, conocido como “El Gasómetro”, debido al parecido que tenía su estructura exterior con los gigantescos depósitos de gas licuado que funcionaban en aquella época.


Estructura que recién se finalizó en 1930, luego de disputarse allí el Campeonato Sudamericano (actualmente Copa América) de 1929, que estaba construido con graderías de madera sobre estructura de hierro estuvo en funcionamiento hasta el 2 de diciembre de 1979, y que finalmente se lo desmontó en 1982.


Luego de varios años en los que “San Lorenzo” hizo las veces de local en otras canchas, el 16 de diciembre de 1993, se inauguró el estadio “Pedro Bidegain”, en recuerdo de quien fuera presidente del club en los años 1929 y 1930, además de diputado nacional y una calle en el barrio de Boedo lleva su nombre.

Conocido como “El Nuevo Gasómetro”, está ubicado en la Avenida General Francisco Fernández de la Cruz, entre las avenidas Perito Moreno y Varela, en el entonces barrio de Nueva Pompeya, pero por ley 2329 del 10 de mayo de 2007, queda dentro del barrio de Flores.


Los directivos, socios y simpatizantes del club, mantienen el deseo de volver al barrio que los vio nacer, por lo cual realizan asambleas, encabezadas por la “Comisión de Restitución Histórica”, en el “Café-Bar San Lorenzo”.

Recientemente, el 21 de junio de 1911 el “Café San Lorenzo”, fue donde se presentó la denuncia penal contra los responsables de la estafa y coacción a la que fue sometido el club, durante la Intendencia de Cacciatore en los tiempos de la dictadura, según sostienen.


Sintéticamente los argumentos que se exponen, se basan en que la Municipalidad de Buenos Aires, a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore durante los años de la dictadura militar, a través de una ley del año 1979, decretó una reordenación urbana por la apertura de las calles Muñiz y Salcedo, para la construcción de viviendas.

Una sociedad fantasma, constituida pocos días antes de la venta, pagó al club 900.000 dólares, pero hasta el día de hoy no se realizó la reordenación urbana, ni se construyeron las viviendas prometidas, sino que en cambio en 1983 una ordenanza anuló la prohibición de establecer supermercados en el lugar, por lo cual los terrenos se vendieron a Carrefour por ocho millones de dólares.


Luego de esta breve reseña de lo que significa el “Café San Lorenzo” para los azulgranas, recordaremos la presencia de Carlos Gardel en el mural pintado en su fachada.

Muy bien logrado, Carlos Gardel luce camisa celeste con corbata negra, pero sin traje. Tampoco tiene su clásica sonrisa, sino que por el contrario su rostro pareciera expresar cierta pesadumbre o tristeza.


Efectivamente, debajo de él, el texto pintado así lo justifica:


Posiblemente el autor del mural pudo inspirarse en la siguiente fotografía del “Zorzal Criollo”.


Utilizada también, entre otras, para publicidad de la película “Melodía de Arrabal”, las tabletas “Metacyline”, tapa del long play “20 grandes éxitos por Paulish”, o engalanando las ventanas del Teatro Solís en Montevideo.


Más valor adquiere la leyenda, sabiendo que Gardel sentía simpatía por el “Racing Club”, especialmente por Pedro Ochoa, apodado "Ochoíta”, a quien le gustaba ver jugar y admirar.

Pedro Ochoa Baigorri, tal su verdadero nombre, nació el 22 de febrero de 1900 en Buenos Aires, donde falleciera en 1947, realizando toda su carrera deportiva en el “Racing Club”, desde 1916, hasta 1931, jugando con la camiseta Nº 8 correspondiente al puesto de entreala derecho o insider derecho.


Pedro Ochoa, fue uno de los jugadores históricos de “La Academia”, y jugó también la Selección Nacional, siendo considerado el mejor jugador argentino de la segunda mitad de la década del 20, obteniendo con “Racing” los títulos de campeón amateur en los años 1916, 1917, 1918, 1919, 1921 y 1925, y la medalla de plata con la selección en los Juegos Olímpicos de 1928.

Junto a otros destacados jugadores (Seoane-Independiente, Tarasconi-Boca y Monti-San Lorenzo), es mencionado en el tango “Patadura” de José López Ares y Enrique Carrera Sotelo, donde dice: “burlar a la defensa con pases y gambetas, y ser como Ochoíta el crack de la afición”, grabado por Carlos Gardel Grabación realizada en París el 1 de marzo de 1929.; como así también Osvaldo Fresedo grabó en 1928 el tango “Ochoíta”.


También formó con el puntero o wing derecho Natalio Perinetti una pareja prodigiosa cuyo juego dio origen a uno de los primeros cánticos de las tribunas que se tenga memoria en nuestras canchas: "Perinetti, Ochoíta, la pareja más bonita". No era un goleador nato, sino que se destacaba por su virtuosismo, talento y gambeteador, que le valió también el apodo del “Rey de la Gambeta", y su frase pronunciada en 1928: “¿Si pienso las jugadas? A veces sí, pero cuando se pasa a un jugador y sale otro y otro, ya no se puede pensar nada porque la cabeza no da. Entonces las piernas se encargan de seguir haciendo las gambetas”, figuró entre las 100 mejores frases y anécdotas del fútbol mundial, seleccionadas por el diario “Clarín”, el 20 de abril de 1997.

Gardel también sintió admiración por otros jugadores, como por Raimundo “Mumo” Orsi, el wing derecho de Independiente, a quien muchas veces le rogó: ¡Largá al rojo, Mumito! ¡Largá al rojo y venite a Racing! ¿Sabés lo que serían Ochoíta y vos, juntos?".


En el Nº 431 de junio de 2003 de la revista “Todo es Historia”, se publicó un trabajo sobre Gardel y el fútbol, parte del cual se reproduce en la imagen anterior, y en la siguiente.


Parecería ser que Gardel nunca estuvo en “El Gasómetro”, y sí conoció otros estadios. Solía ir a la cancha del “Club Atlético Huracán”, acompañando a su guitarrista Guillermo Barbieri que quería hacerlo hincha del “Globito”, y existen fotos suyas en el estadio del “Club Atlético Newell's Old Boys”, en Rosario.

Continuando con el mural del café-bar “San Lorenzo”, debajo de las ventanas de la ochava está escrito un texto adornado con fileteado cuyo título es “Café del Barrio”, que lleva la firma de Francisco Capparelli y dice: “Este café guarda el eco de mil domingos gloriosos donde el santo supo de ufanos momentos con Mamucho y Pontoni y otros. Este café guarda el eco de noctámbulos tangueros y de farras a destajo. Viva el viejo Ciclón y viva mi viejo barrio.” Mamucho y Pontoni, se refiere a los jugadores Rinaldo Martino y René Pontoni, respectivamente.

Relacionados con el club San Lorenzo, hay un ángel regordete (sin cara de ángel) que sostiene un banderín en azul y rojo con la sigla CASLA y el mártir San Lorenzo, ubicado a la izquierda de la imagen de Carlos Gardel (visto de frente), representado con un hábito de color bordó, con bordes amarillos, una aureola sobre la cabeza, sostiene unas plumas verdes en la mano y bajo sus pies hay una parrilla con fuego y leños ardiendo debajo.


Otro de los dibujos presentes es un escudo de San Lorenzo en las cortinas de las puertas y ventanas, que como todas las del café están decoradas con fileteado.

En la parte inferior de las paredes están dibujados diversos logos publicitarios de hojas de afeitar, bebidas y cigarrillos, entre otros, correspondiendo varios de ellos a productos ya desaparecidos.


En el interior del local, hay una placa colocada en 2005, dedicada a Jacobo Urso, jugador de “El Ciclón”, que el 30 de julio de 1922, chocó  con dos rivales, cayendo gravemente lesionado. Con dos costillas fracturadas en vez de retirarse del campo de juego, siguió jugando por amor a la camiseta, y una vez finalizado el partido se desvaneció ya que una costilla le había perforado un riñón, siendo trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía, donde falleció el 6 de agosto de 1922.


También tiene su placa el periodista, escritor y defensor inclaudicable de la libertad y de los derechos humanos Osvaldo Soriano, colocada por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto a la pintura “Soriano y un gato” realizada por Daniel Paz.


Osvaldo Soriano, que nació en Mar del Plata el 6 de enero de 1943, falleciendo en Buenos Aires el 29 de enero de 1997, escribió cuentos, artículos y las novelas “Triste, solitario y final” (1973), “No habrá más penas ni olvido” (1978), “Cuarteles de invierno” (1980), “A sus plantas rendido un león” (1986), “Una sombra ya pronto serás” (1990), “El ojo de la patria” (1992) y “La hora sin sombra” (1995).

San Lorenzo y los gatos fueron dos de sus mayores pasiones. En “Página 12” del 3 de febrero de 2007 puede leerse al respecto: “Sus amigos todavía lo recuerdan sentado a una mesa del mítico bar San Lorenzo, el viejo café de la esquina de Avelino Díaz y Avda. La Plata, donde al escritor le gustaba saborear un cortado justo antes de cruzarse a la cancha a ver al club de sus amores”.