La empresa
“Transportes 9 de Julio”, prestataria de la línea 109, inició sus servicios de
transporte de pasajeros en agosto de 1944, uniendo por entonces la “Estación Devoto”
del “Ferrocarril San Martín” con la intersección de la calle Malabia y la
avenida Corrientes en el barrio de Villa Crespo, y actualmente la “Estación
Liniers” del “Ferrocarril Sarmiento” con el “Correo Central”.
El interno 20, carrozado
por “F.A.C.A”, sobre chasis “Chevrolet” del año 1946, conocido como “Sapo” o
“Sapito”, símbolo de aquellos tiempos, es utilizado actualmente como colectivo
de exposición.
Veamos seguidamente
las tres fotografías del colectivo cuando estaba en servicio, publicadas por la
empresa, bajo el ítem “Nuestros chiches”, en su página Web.
Una vez retirado del
servicio, el bondi fue restaurado en los talleres de la empresa, tal cual reza
el cartel orientativo utilizado en las exposiciones.
Veámoslo de frente.
Y, al igual que de
trompa, como quedaron los laterales fileteados.
En un primer plano
del lateral derecho, debajo del número 20 del interno, aparece Chaplin.
A su vez en el lado
opuesto, se observa en simetría una pareja de bailarines de tango.
El interior del
colectivo, también fileteado, nos recuerda toda la nostalgia de los que
viajamos en esa época. El volante generalmente nacarado, el gran espejo
retrovisor que el colectivero bajaba para guardar alguna ropa, vianda o bebida,
y donde se colocaban las imágenes de la Virgen , de Gardel, el escudo del club de fútbol,
los escarpines rosa y/o celeste por los hijos del conductor y alguna de las
leyendas como “Papá, no corrás”, el varillaje que engalanaba el espejo, las
puertas y separaba a los pasajeros del conductor, la boletera, el monedero, el
lugar para colocar los billetes, la palanca de cambios en ocasiones revestida y
coronada por un dado, la manija que el chofer usaba para abrir y cerrar la
puerta.
Dándole más luz a la imagen se alcanzan a ver mejor los dos Gardel.
Lejos estábamos de imaginar que muchas cosas desaparecían. En los bondis actuales el espejo retrovisor que iba de lado a lado, se reemplazó por uno bien pequeño, más práctico para ver el descenso de los pasajeros. La boletera con sus coloridos boletos, con el número de sección y los cinco números que siempre mirábamos para ver si nos tocaba el capicúa ya no existe, al ser reemplazada por la máquina expendedora de boletos y/o la tarjeta “Sube”, que al mismo tiempo eliminó la monedera, donde el chofer ponía las monedas y gatillaba para dar el vuelto, y la cajita rectangular donde colocaba los billetes ordenando de arriba hacia abajo de menor a mayor valor, y cubría con un pesado pisapapeles. Tampoco está más la manija para abrir o cerrar la puerta delantera, que prácticamente no se usaba en estos colectivos sin puerta trasera que complicaba el descenso de los pasajeros, pues por cada uno que bajaba obligaba a bajar a los que viajábamos colgados. En la puerta del lado izquierdo estaba prohibido viajar, solía haber una cadena para no descender al estribo, aunque en realidad quien no recuerda ver ahí a un compañero, amiga o amigo del colectivero, o a un policía uniformado que iba o venía de prestar servicio.
Lejos estábamos de imaginar que muchas cosas desaparecían. En los bondis actuales el espejo retrovisor que iba de lado a lado, se reemplazó por uno bien pequeño, más práctico para ver el descenso de los pasajeros. La boletera con sus coloridos boletos, con el número de sección y los cinco números que siempre mirábamos para ver si nos tocaba el capicúa ya no existe, al ser reemplazada por la máquina expendedora de boletos y/o la tarjeta “Sube”, que al mismo tiempo eliminó la monedera, donde el chofer ponía las monedas y gatillaba para dar el vuelto, y la cajita rectangular donde colocaba los billetes ordenando de arriba hacia abajo de menor a mayor valor, y cubría con un pesado pisapapeles. Tampoco está más la manija para abrir o cerrar la puerta delantera, que prácticamente no se usaba en estos colectivos sin puerta trasera que complicaba el descenso de los pasajeros, pues por cada uno que bajaba obligaba a bajar a los que viajábamos colgados. En la puerta del lado izquierdo estaba prohibido viajar, solía haber una cadena para no descender al estribo, aunque en realidad quien no recuerda ver ahí a un compañero, amiga o amigo del colectivero, o a un policía uniformado que iba o venía de prestar servicio.
Ahora que hemos visto
la trompa, los laterales y el interior del interno 20 de la línea 109, sólo nos
resta ver la culata, que hemos dejado intencionalmente para el final, pues allí
nos encontramos con la imagen de Carlos Gardel.
Joven, lozano,
empilchado y con moño, Gardel ocupa el lugar central de la parte trasera del
colectivo, resaltado en un círculo elíptico y complementado por la belleza del arte del
fileteado.
En la simetría
característica del fileteado, vemos un par de caballos, flores, laureles, la
cinta con los colores patrios, y varios adornos tradicionales.
Nótese como también
se destaca el número 20 del interno, y la sinuosa línea que recorre las luces,
pasando sutilmente por la patente del vehículo.
En la parte superior
vemos en la luneta central la imagen de la Virgen , y a sus costados las clásicas leyendas de
los bondis, fruto del ingenio popular, expresando: “Si precisás una mano… (por
los versos del tango “Mano a mano”), con el colorarlo a la derecha: “Pedime,
que tengo dos!”.
Debajo de Gardel, en
la parte inferior, la nostalgia del 40, el sentimiento que surge desde el alma,
y a la izquierda, como corresponde, el nombre del artista, Antonio Lettieri.
Lamentablemente poco
pude encontrar del artista en Internet, pero al menos para darnos una idea de
lo que quiere transmitir, según la nota del diario “Clarín”, del 7 de diciembre
de 2009, la cual dice: En una fábrica de
carrocerías de Mataderos, Antonio "Cacho" Lettieri es optimista. Es
el letrista y fileteador de la 109, distinguida seguido como la línea que mejor
preserva esta tradición. Sin soberbia, explica las razones que encaramaron a
Transportes 9 de Julio a ese sitial: "Los trazos no llegan a la
saturación. No hay que exagerar para que no se transforme en un carnaval. Y el
fileteado es complementado por detalles del cortinado, el tapizado, el tablero
y el espejo tallado".
Efectivamente, desde
la absurda ley que prohibió el fileteado en los medios de transporte, se dejó
gran parte de nuestra identidad nacional, y recién en los últimos años,
empiezan a notarse pequeños fileteados, bastante sobrios, que siempre
embellecen la estética de los hoy grandes buses.
En el ejemplo, el
interno 20 y otras unidades de la línea 109, con un delicado fileteado con los
colores patrios en su parte delantera.
Diariamente el
interno 20 circula transportando pasajeros por las calles y avenidas de Buenos
Aires, mientras que la antigua unidad se luce como joyita infaltable en las
distintas muestras y exposiciones, tal como expresa el diario “La Nación ” del 15 de enero de
2005, firmado por María Paz Aizpurúa:
“Los viejos colectivos porteños vuelven a Puerto Madero” – “Se
los exhibirá hasta el 27 del mes próximo”
Ideal para nostálgicos de aquella Buenos Aires en la que los
colectivos no tenían máquinas expendedoras de boletos ni mucho menos, y los
coches estaban ornamentados con faroles y espejos, hoy verdaderas reliquias.
Ayer se inauguró, en el corazón de Puerto Madero, una
muestra en la que el público podrá reencontrarse con los viejos colectivos que
transitaron las calles de la ciudad durante las primeras décadas del siglo XX.
También se podrá viajar en uno de los colectivos antiguos
-uno de ellos de la línea 109, del año 1928- desde el Correo Central hasta el
Centro de Museos de Buenos Aires, en Avenida de los Italianos 851, donde se
realiza la muestra "Colectivos. Rescate de una tradición porteña".
La exposición está organizada por la Secretaría de Cultura
del gobierno porteño, por medio de la Dirección General
de Museos y de la
Junta Promotora del Museo del Colectivo.
“Rescatar la tradición”
La exposición recorre la historia del colectivo y de otros
medios de transporte similares, como ómnibus y ómnibus de larga distancia en la Argentina.
Se podrán observar fotografías, ruedas, carrocerías, chasis,
objetos de la ornamentación de los coches, espejos y faroles, entre otros
elementos pertenecientes al Museo del Colectivo.
"El objetivo es rescatar la tradición del colectivo",
dijo a La Nación
Eduardo López, quien forma parte del equipo de la Dirección General
de Museos que se encargó del montaje de la muestra.
López señaló que otro objetivo es "difundir el
patrimonio histórico y cultural ya que, además de los colectivos y de los
objetos relacionados a su uso, como paradas, boletos, monederos y accesorios,
está la foto de Carlos Gardel, que en los años 60 fue reemplazada por la imagen
de la lengua que identifica a los Rolling Stones".
"Pero no sólo son importantes los coches y objetos
materiales, sino también lo intangible. Todas aquellas vivencias y lo que uno
rememora al ver uno de estos colectivos", agregó.
“Actividades”
Cada fin de semana se realizarán actividades complementarias
como exhibiciones de maquetas de colectivos y ómnibus, y charlas de fileteado
de colectivos a cargo de Alberto Pereira.
También se entregarán distinciones a líneas de colectivos
como la 109, por ser la que mejor conserva las tradiciones colectiveras.
Además, se exhibe "Colectivos", la serie de más de
cien fotografías que Raúl La Cava
inició en 1998 y continúa hasta la actualidad, expuesta ya parcialmente en la Argentina y en el
exterior.
El público puede visitar la muestra hasta el 27 de febrero,
de martes a viernes, de 14 a
18.
La entrada es libre y gratuita. Los sábados y domingos, de 12 a 18, la entrada general
cuesta tres pesos para los turistas extranjeros y un peso para el público local.
Fuente y fotografías:
http://www.bus-america.com
Continúa en la segunda parte, http://gardelysusmonumentos.blogspot.com.ar/2016/12/gardel-en-el-colectivo-n-20-de-la-linea.html
Continúa en la segunda parte, http://gardelysusmonumentos.blogspot.com.ar/2016/12/gardel-en-el-colectivo-n-20-de-la-linea.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario