lunes, 13 de junio de 2011

En Ushuaia – Provincia de Tierra del Fuego

 
Ushuaia es la ciudad capital de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, fundada por el comodoro argentino de origen uruguayo Augusto Lasserre, (Montevideo 1826 – Buenos Aires septiembre de 1906), el día 12 de octubre de 1884, fecha en que se creó la subprefectura sobre las costas del canal de Beagle con el objetivo de reafirmar la soberanía argentina después del Tratado con Chile de 1881.

Considerada la ciudad más austral del planeta, su nombre proviene del idioma yagán, significando ush al fondo o al poniente, y waia bahía o caleta. En el acta de creación de la subprefectura, en 1884, se cita el nombre Oshovia, una variación del idioma aborigen.

En 1896 el presidente Julio Argentino Roca firmó el decreto 3335, estableciendo la creación de un penal, que comenzó a funcionar a partir de 1904, siendo destinado para delincuentes comunes reincidentes y de la más alta peligrosidad, y más adelante para presos políticos también.


El presidio funcionó hasta el 21 de marzo de 1947, fecha en que fue clausurado por el decreto 7757, firmado por el presidente Juan Domingo Perón, entregándose la cárcel y los edificios aledaños a la Armada Argentina, que lo anexó a la Base Naval Almirante Berisso, situada inmediatamente al lado.


En 1994 se inauguraron en el edificio el Museo del Presidio y el Museo Marítimo de Ushuaia, siendo declarado Monumento Histórico Nacional por ley del Congreso de la Nación en abril de 1997.

Precisamente en el museo se puede visitar la celda derecha Nº 15, en el Pabellón Nº 4, y ver un dibujo de Carlos Gardel, ubicado al fondo de la pequeña celda, utilizando hábilmente la ventana como parte de su sombrero.


El dibujo representa la reclusión de Gardel en el presidio, entre 1905 y 1907, no conociéndose su fecha de realización, ni al autor del mismo.


Sobre la pared lateral izquierda, o sea a la derecha de Gardel hay un retrato suyo, que también puede observarse en la parte externa de la celda, junto a un escrito extraído de un libro de Blas Matamoro, donde se sostiene la estadía del gran cantor en el penal de Ushuaia.



¿Pero estuvo realmente preso Carlos Gardel en el penal de Ushuaia?

La leyenda cuenta que estuvo en la cárcel de Ushuaia. Si se buscan en los archivos prontuarios y sentencias, nada se puede encontrar. Todos fueron enviados a Bs. As. y según los testimonios se perdieron en el sótano del viejo edificio de la Penitenciaría. Pero son muchos los que están convencidos de que la historia es cierta. Si hablamos con viejos pobladores y guardia cárceles aparece como una verdad sin contradicciones. Según Manuel Buezas, hijo de un guardia cárcel, su padre conoció a "Carlitos" cuando lo enviaron a Bs. As. a cumplir una corta condena, antes de iniciar su carrera artística. Hasta se asegura que fue en Ushuaia que se inició como payador. El motivo de la condena fue, aparentemente, un lío de mujeres y política. Otra versión sindica que actuó de "campana" y después de un tiroteo fue apresado y enviado al presidio. También sostiene el señor Buezas que si se mantuvo este episodio en el silencio fue para no dañar la imagen del popular cantor, por lo menos fue lo que afirmó uno de sus representantes cuando pasó una temporada en la cárcel de Devoto.
(Extraído del Libro "El Presidio de Ushuaia", de Carlos Pedro Vairo).


En el libro “Donde viven los Fantasmas, el Presidio del Fin del Mundo”, publicado en los libros suplementos del Diario “Clarín” de 1996 y 2001, dice:

En una de las celdas hay un dibujo de Carlos Gardel sonriente.

Según la leyenda, el ícono del tango estuvo alojado en esa celda minúscula. Si fuera cierto –en el registro de ingreso figura una persona llamada Charles Romuald Gardés-, aquí cantó su canción más amarga.

“Las versiones surgen de revistas de la época –dice García pero no podemos darlas por ciertas, todavía. Dicen que estuvo por tratante de blancas. Si estuvo, entonces, es porque era reincidente.”

La historia la echó a rodar un militar que, por motivos políticos, fue confinado dos años en Ushuaia. Cuando el artista recuperó la libertad, coincidieron en el viaje de retorno a Buenos Aires. Este hombre lo escuchaba cantar de felicidad –no era para menos, claro en la cubierta del barco. Años después, el militar reconoció en el ídolo del tango al joven ex convicto que escuchaba canturrear en el vapor que los devolvía a la libertad.

Desde su nacimiento, todo es enigmático en Gardel, por eso quienes pintaron su retrato en el penal apuestan a que, con la llegada de la fama, el “zorzal criollo” logró hacer desaparecer todos los registros –menos ese, donde figura su nombre francés de su pasado carcelario.
Y queda el incierto fantasma de Gardel, una leyenda apenas, que nunca alcanzará a paliar tanta soledad.
Puede leerse el texto completo en el link, http://edant.clarin.com/suplementos/libros/2006/03/10/Capitulo11

Puede notarse que ambos autores se refieren a la reclusión de Gardel como una leyenda, la cual habría sucedido desde 1905 a 1907, cuando era un ignoto muchacho de 14 años de edad, en un período de su vida de la cual se sabe muy poco.

El que luego sería el mejor cantor de todos los tiempos, había sido detenido en Florencio Varela en septiembre de 1904, siendo liberado por su madre Berthe Gardes, no sabiéndose más nada de él por algunos años, al punto que su misma madre lo había dado por muerto.
Ese hueco en la vida de Gardel, fue utilizado entre otras cosas, para justificar su presencia en Ushuaia.

Pero el propio Gardel jamás dijo que estuvo preso en el penal, nunca lo manifestó a su madre, a sus familiares, ni a sus grandes amigos de confianza. Jamás Razzano, ni cuando fuera su amigo, ni luego cuando quiso presionarlo por motivos económicos, atisbó el mínimo comentario de su detención. Lo mismo sucedió con Maschio, Aguilar o Legui, tanto en vida del “Zorzal Criollo”, como así también en los años posteriores a su desaparición física.

El origen de la leyenda y sus seguidores

La leyenda de su reclusión en el penal de Ushuaia, fue dada a conocer por Tabaré De Paula, en el Nº 27 de la revista “Todo es Historia”, del 27 de julio de 1969, con el título de “Carlos Gardel, mártir orillero”, al publicar una fotografía de una tarjeta postal, en cuyo reverso, entre varias firmas, aparece en el borde inferior derecho la de “C. Gardel”.


Según Tabaré De Paula, la postal fue escrita a bordo del transporte “Chaco”, buque en el cual volvían a Buenos Aires los que habían cumplido la condena. La tarjeta estaba fechada en 1907 y dedicada al oficial del Ejército Eduardo Villanova, preso en Ushuaia desde 1905 por haber participado en una revolución radical.


Tabaré De Paula, que a veces se menciona como Di Paula, habría nacido en Buenos Aires en 1934, falleciendo en 1984. Su carrera fue mas periodística que de payador, pero realizó aportes investigativos sobre éste arte, los que quedaron plasmados en diarios y revistas de su tiempo. El 30 de junio de 1977 publicó el libro “Biblias y Calefones”.


Blas Matamoro, abogado, nacido en Buenos Aires el 11 de enero de 1942, se radicó en Madrid en 1976 tras ser prohibido su libro “Olimpo” por decreto de la dictadura militar, escribió en 1971 el libro “Carlos Gardel”, donde reitera lo expuesto por Tabaré De Paula.


Pero Blas Matamoro incurre en muchísimos errores en su libro, tal cual analizara Ana Turón en http://www.gardelweb.com/libros-uruguayos.htm donde expresa:

En un desmesurado afán por empequeñecer la figura de Carlos Gardel –aunque comprensible, debido a su falta de información-, Blas Matamoro da por sentada la nacionalidad uruguaya del cantor, su condición marginal que lo llevará a la prisión, la trata de blancas, etc., sin –por supuesto- documentarlo.

Los errores inadmisibles en los que incurre el autor nos hacen dudar de una lectura concienzuda en las fuentes bibliográficas que dice haber consultado, ya que encontramos que “Gardel llega a Nueva York a fines de 1932”,  había tenido un romance con “la baronesa Sally de Wakefield viuda de Chesterfield”, a quien describe según versiones recibidas por terceros, ignorando su presencia en fotografías junto a Gardel y Chaplin, a las que hace referencia en la página anterior.

La animosidad  contra el cantor llega al punto de definirlo como un “histérico típico”  de quien “nunca se supo que tuviera novias, amantes o amigas” y “su famosa devoción de una madre es una historieta: le compró la casa de la calle Jean Jaurès, pero jamás vivió con ella en tal casa”.

Tal es el rechazo hacia la figura del cantor, que se detiene largamente en su figura antiestética: “el aspecto no le ayuda, dada su estatura un tanto escasa(...) Sus hombros estrechos hacen visible la acumulación de grasas en la cintura, lo que vuelve su aspecto pesado y desproporcionado. Sus brazos son cortos...” y, no conforme con esto, hace permanente hincapié en la decadencia que, como cantor, Gardel comenzó a sufrir hacia fines de la década del 20, circunstancia que –unida a su “notorio antipeludismo (o antipersonalismo), sus simpatías evidentes por el partido conservador...” -determina su viaje a París, que en opinión de Matamoro no es más que una cobarde y aventurera huida.

Partiendo de la base de que “la estrella gardeliana está en franca declinación” y “yace maltrecha” porque “por razones de edad, su voz empieza a perder color y volumen. Por radio y en pequeños locales está en su plenitud, pero los escenarios clásicos de sus grandes éxitos –el varietés y el sainete- le empiezan a ser adversos”, atribuye a esta causa las “cuantiosas deudas, documentos protestados e hipotecas impagas” (a lo que agrega “quizá una razón más para esfumarse”) sin considerar la mala administración ejercida por José Razzano.

Una discografía carente de autores, fechas, géneros musicales y acompañamientos, seguida por una filmografía que sostiene que “La Casa es Seria” y “Melodía de Arrabal” se filmaron en 1933  concluyen la obra.

Resulta insignificante, luego de lo expuesto, comentar que según Matamoro no fue Gardel el primero en cantar “Mi Noche Triste”, sino Manuelita Poli en la obra “Los dientes del Perro”, estrenada en 1918 (omitiendo que el Morocho llevó este tango al disco en 1917).

En síntesis, un desesperado intento por demostrar que el Zorzal Criollo no es digno de admiración alguna...


Llevando agua para su molino, Erasmo Silva Cabrera, “Avlis”, en su libro escrito en 1985, “Carlos Gardel. El hombre y su muerte”, expresa: En 1905, por su participación en una riña con muerte, o por reiteración de delitos, Gardel es enviado a la penitenciaría de Ushuaia donde permanece recluido hasta febrero de 1907. Una vez libre, regresa al Uruguay.

Nos cuenta “Avlis” que “Este doloroso pasaje de la vida de quién en tiempo venidero ya artista se llamaría Carlos Gardel, estaba inédito hasta que el periodista argentino Tabaré Di Paula recogió la información del coronel Eduardo Villanova, Jefe a la sazón (1969) del Servicio de Enrolamientos Militares de la  Argentina. Dicho militar contó al cronista que conoció el suceso por su señor padre, del mismo nombre, que fuera enviado a dicha reclusión con otros yrigoyenistas por razones políticas......Relató cómo muchos años después, el ahora Gral. Eduardo Villanova visitaría al Cantor en su camerino, recordándole aquella estadía en Ushuaia, donde Carlitos dijo tener 23 años. Y así debía ser porque para condenársele a la penitenciaría de Ushuaia tenía que cumplir la mayoría de edad. Los menores no iban allá”.


Nada nuevo agregó “Avlis”, ninguna documentación, basándose solamente en el relato de Tabaré de Paula.


Javier Persignan entrevistó en febrero de 2009, a Jorge Passo, pariente del Secretario de la Primera Junta de Gobierno en una nota titulada “El peronismo nació en Villa Urquiza”, publicada en http://www.periodicoelbarrio.com

Nació en la esquina de Mendoza y Triunvirato hace 87 años. Vio crecer al barrio de sus amores y recorrió cada una de sus veredas, a las que registró en su memoria para describirlas con una precisión impecable. Ejerció el periodismo por más de medio siglo y tiene una sólida formación con un refinado vocabulario. Pero a pesar de todas estas características, reconoce que le gusta más hablar. Jorge Eduardo Passo atesora anécdotas e historias. Entre ellas el singular origen de su apellido, descendiente de la familia del prócer Juan José Paso, la temeraria afirmación que da título a esta nota y la relación de su tío, el coronel Eduardo Villanova, con Carlos Gardel.

Un día de febrero de 1907 Eduardo Villanova se reencontró con la libertad después de casi dos años de cautiverio en Ushuaia. Identificado con el movimiento radical de Hipólito Yrigoyen, participó de la insurrección armada que estalló en 1905 para derrocar al presidente Manuel Quintana. Pero la revolución fracasó y los oficiales participantes debieron conformarse con el frío glaciar de la ciudad más austral del mundo. Recién en mayo de 1906 se firmó una amnistía y regresó a Buenos Aires el 27 de febrero de 1907. En ese viaje Villanova compartió su entusiasmo lírico con otro joven que también terminaba de cumplir condena por reincidencias: Carlos Gardel.

“El mayor Villanova, luego edecán de Yrigoyen, era hermano de mi madre y la esposa de Villanova, Sara Passo, era hermana de mi padre -explica Jorge Passo-. Por eso, la sangre que corre en mis venas y en las de mi primo Eduardo es la misma. Para la consideración general mis primos son mis hermanos”. El barco que los trajo de Ushuaia se llamaba Chaco. Esa embarcación estaba destinada al traslado de reclusos y liberados. Durante el viaje, el mayor Villanova y Gardel venían entonando canciones populares. En el momento del desembarco, los ocasionales compañeros de travesía homenajearon a Villanova con una tarjeta que recogía el afecto y la firma de todos, incluida la de Gardel. Confirma Passo: “El Gardel que aparece en ese viaje es realmente el Zorzal que todos conocemos. Veintiséis años más tarde, mi tío volvió a reencontrarse con un ya célebre Carlos Gardel durante una de sus presentaciones en el Cine Teatro 25 de Mayo. Juntos recordaron aquellos episodios que dieron origen a una circunstancial amistad. Hubo un testigo de aquel reencuentro, mi primo Eduardo. Después yo lo vi cantar en el 25 de Mayo como espectador y me produjo el mismo sentimiento que tengo cuando lo escucho hoy: placer. Es el representante más grande que tiene el tango”.

Si bien Jorge Passo no cita a Tabaré de Paula ni a Blas Matamoro, su versión no agrega ningún elemento nuevo. Con todo respeto, cualquiera que conozca la leyenda puede contarla.


¿Rebatiendo la leyenda?

Enrique Espina Rawson, presidente del Centro de Estudios Gardelianos, en el artículo “Gardel en Ushuaia”, extraído de su libro “Disparen sobre Gardel”, y publicado en, http://www.quienesgardel.com.ar/ expresa.

Ésta es otra de las gentilezas que la historia de Gardel debe a quienes quieren convertirlo en uruguayo, apelando a cualquier recurso para aumentar su edad y así poder justificar este engendro del Gardel preso en Ushuaia. En el artículo de “Todo es Historia” ( Nro. 27- julio de 1969) firmado por Tabaré de Paula, al que hacemos referencia se publicó una fotografía, aparentemente de una tarjeta postal, en el reverso de la cual, entre varias firmas, alguien escribió la palabra “C. Gardel”, pero que mas parece Jardel para quien la observe sin prejuicios. Esta supuesta firma dice, entonces, “C. Jardel”, con un punto posterior a la “C” y otro también a “Jardel”, y está ubicada en el borde inferior derecho, separada de todas las demás firmas, lo que hace pensar que fue agregada por mano inexperta al sólo efecto de dar alguna apariencia de documentación al infundio. Entiéndase que nadie vio el original, ni nadie sabe si existe, y en tal caso, quién la posee. Es, meramente, la reproducción fotográfica de una postal cualquiera de la época. Esto no impide que en posteriores publicaciones se hable de la famosa “postal de Ushuaia” como de algo concreto, definitivo, verificado, que no admite réplica.
En primer lugar, más allá del contenido de la postal, que analizaremos luego someramente, el hecho en sí mismo, es decir que varios miembros del Ejército, que viajan juntos de retorno a Buenos Aires luego de un dilatado cautiverio en la lejana Ushuaia, le entreguen a un compañero una tarjeta postal cualquiera con la firma de todos ellos como testimonio, recuerdo o lo que sea, es, cuanto menos, insólito. Me parecería más verosímil una reunión posterior en algún restaurante, algo así como una cena de camaradería tan en uso en esos tiempos, con brindis, entrega de pergaminos firmados, discursos, etc. que el obsequio de una desabrida tarjetita postal con la foto de un puerto de Paraná, Entre Ríos que, evidentemente, no guarda relación ninguna con los sucesos que se pretende evocar, y hasta ridiculiza al presunto homenajeado.
Sobre esta, ¿cómo llamarla?... superchería, fantasmagoría, nada en definitiva, se ha armado toda la historia de la reclusión de Gardel en Ushuaia. El epígrafe, tan huérfano de honestidad como el autor y el resto del artículo, reza: “Una dedicatoria que identifica un viaje, el realizado en el vapor “Chaco”, el 21 de febrero de 1907. Y que también identifica a Gardel”.
Nunca podrá entenderse por qué esta dedicatoria “identifica un viaje”, ni, como veremos, menos aún a Gardel. Pero analicemos: La dedicatoria está dirigida “Al Sr. Villanova, intrépido marinero de la costa del Sud, que atravesó el Cabo de Hornos y se mareó en el río de la Plata”. Bien. Según de Paula, este Sr. Villanova estuvo preso en Ushuaia por haber participado en la fracasada revolución de 1905. No explica de Paula ninguna otra cosa. Vagamente dice “como tantos otros oficiales del ejército, Villanova adhirió a una jornada bélica programada por el jefe radical, etc, etc”...No hay una foto de él, no especifica el grado del supuesto militar, ni dónde prestaba servicios, ni cuál fue su intervención en los sucesos revolucionarios, ni qué fue de él posteriormente, y hasta su nombre de pila es mencionado desganadamente una sola vez. En suma, nada. No se comprende tampoco por qué, si era militar, y si la dedicatoria está escrita por sus camaradas de armas, en la tarjeta le dan el extraño y formal trato de “Sr. Villanova”, (¡Cómo si no hubieran estado juntos varios meses en el mismo presidio!), ni por qué la postal reproduce el puerto de Bajada Grande, Paraná, Entre Ríos. ¿Qué tiene que ver? ¿Debe suponerse que todo ese grupo de ex-presidiarios viajó a Paraná, incluido Gardel? En tal caso, según el eterno método del sector anti-Gardel, no aclara ni el por qué, ni el para qué, ni qué fueron a hacer allí, ni menos aún por qué se dice que “atravesó” (sic) el cabo de Hornos, ya que ni para ir ni para volver de Ushuaia tiene por que “atravesarlo”. Debemos aclarar que hasta este término “atravesar” resulta, por lo menos, extraño. Mal pueden atravesarse los cabos. Más bien, se los elude para evitar una catástrofe, como cualquiera entiende. Pero no nos vamos a ocupar de la historia del cabo de Hornos, ni del Sr. Villanova, irrelevante para estas líneas. Pareciera que es usado meramente como pretexto para imputar a Gardel una historia de presidio, sin fundamento alguno.
¿Cuál sería -según de Paula- la relación de Gardel con la cárcel de Ushuaia? Al explicar -por así decirlo- quiénes viajaban en el vapor Chaco junto a este señor Villanova dice textualmente refiriéndose al cantor: “Se llamaba Carlos Gardel y también viajaba a la libertad en esa embarcación que estaba consagrada exclusivamente al traslado de reclusos o liberados. Gardel terminaba de cumplir una condena fundada en la ley 3335 que castigaba la reincidencia con penas correccionales en el Sur”. Bien, esto es todo. El “investigador” -según su habitual método- no aporta ningún otro dato, ni aún los elementales como, por ejemplo:
1) ¿Cuándo y por qué había ingresado al penal?
2) ¿Número de prontuario?
3) ¿En qué juzgados y secretarías se tramitaron los juicios?
4) ¿Fecha de las sentencias?
5) En omisión de estos datos, se supondría que algún diario o publicación daría cuenta de los delitos atribuidos a Gardel. “Caras y Caretas”, por ejemplo, era muy afecta a las noticias policiales. Sin embargo ni esta revista, ni ninguna otra, ni tampoco los diarios de la Capital parecen registrar este caso. Nadie aportó algún otro elemento que pueda arrojar luz sobre estos hechos, y por su parte De Paula no se molestó, posteriormente, en añadir nada. Sólo su afirmación.
Menos aún se digna explicar a cuáles reincidencias se refiere. Pero lo más importante de esto, que saca a la luz la mala fe de sus dichos a la par que revela su ejemplar ignorancia del tema, es que el apellido o nombre de fantasía Carlos Gardel recién fue adoptado por el cantor a partir de 1911, así que mal podía firmar ni ser conocido con ese apellido en 1907, ya que hasta esa fecha siempre usó su verdadero: Gardes. Tampoco se conoce ninguna firma de Gardel en la que ponga la inicial C , y menos aún con un punto adelante, lo mismo que en la palabra Jardel ya mencionada, también, ridículamente, con otro punto adelante, como si fuera una abreviatura. Invariablemente escribía su nombre y apellido completos, sin abreviaturas ni puntos, en todas las firmas que de él se conocen. En fin, esto es tan burdo que ni valdría la pena ocuparse de esto. Podemos agregar que esta nota dio lugar a infinidad de cartas indignadas a la revista. Las mismas preguntas que nos formulamos fueron hechas por un lector, que también refutó con todo acierto los mendaces dichos de de Paula, el Dr. Osvaldo H. Barletta. También un perito calígrafo, el Sr. Mario Italo Argentino Gioia, luego de examinar firmas y escrituras de Gardel dictaminó que la palabra “C. Gardel” de la tarjeta, no pertenecía a Carlos Gardel, por descoincidir por completo con los rasgos caligráficos de éste. Esto salió publicado en el Nro. 31, noviembre de 1969, en la sección “Lectores amigos”, o sea cartas de lectores. La calumnia sale en la tapa y como artículo principal. La desmentida en carta de lectores. Algo parecido dicen que decía Perón: “Los precios suben en el ascensor y los sueldos por la escalera”
Como prueba de que la visión humana es engañosa, pues muchas veces suele verse lo que se quiere ver, y basado en su propia autoridad, el Sr. Ostuni nos dice en su libro, con respecto a esta firma: “Los rasgos guardan celosa semejanza con las características de las firmas conocidas de Gardel”. Bueno.
Lo cierto es que luego de esa nota, en el penal de Ushuaia -concesionado a una empresa privada- se exhibía alegremente a todos los turistas “la celda de Gardel”, creemos se sigue exhibiendo aún. No faltó quien recordara -en el programa televisivo ya mencionado y que suele pasarse por el canal “Volver”- que su padre, antiguo carcelero ya desgraciadamente fallecido, relataba cómo Gardel amenizaba las heladas noches de la prisión cantando para los otros reclusos. Según este señor su padre se complacía escuchando “Los ojos de mi moza”, jota registrada por Gardel y Le Pera en 1935. Un milagro de anticipación... Me imagino que lo acompañaría en guitarra el penado 14, poco antes de morir haciendo señas.
La especie sigue circulando. Tal es así que en “La Nación” del 24-6-05, en una suerte de cronología, señala 1907 como el año en que Gardel abandona el penal de Ushuaia. Según la nota, la causa era menos grave: “participado en una riña”. Caramba, si a quienes participaban en una riña los mandaban a Ushuaia, qué pena les cabría a los asesinos. Los ahorcarían tres o cuatro veces, para que aprendan...
Todas estas afirmaciones mentirosas han sido posibles, como ya hemos dicho, por la ausencia de descendientes directos de Gardel, y la indiferencia cómplice de los distintos poderes, que por un lado exaltan sus méritos como cantor, compositor, creador del tango-canción y todo lo que se quiera, pero por otra parte no mueven un dedo, cuando no son cómplices, ante las calumnias gratuitas como las que nos ocupan.
Pareciera que Gardel sirve solamente para justificar festivales, en los que todos quieren rendir homenaje (arancelado, por supuesto), y poco nos ocupamos de él a la hora de la verdad.
Finalmente, una muestra de cómo unos y otros, sin el menor empacho, serenamente, han hecho suyas esta serie de fabulaciones injuriosas y gratuitas. En la nota de Di Paula, se cuenta una supuesta entrevista a la salida de una actuación, entre Gardel y el revolucionario “Sr. Villanova”, en la cual ambos habrían cambiado frases amables recordando tiempos idos. Sobre este hecho, y calcando a Di Paula, nos informa Nelson Bayardo en Vida y Milagros de Carlos Gardel – Ed. La República, 1988, pág 25: “Hubo un mudo testigo del hecho –poseedor actual de la postal- y fue el propio hijo de Villanova, de igual nombre que su padre, y que al momento del reportaje tenía el cargo y grado de teniente coronel jefe de servicio de enrolamiento del Ejército”. Hicimos averiguaciones por nuestra cuenta, y no hemos logrado dar con nadie de apellido Villanova que nos mostrara la postal, o pudiera decirnos algo de ella, o de la anécdota en cuestión. Ni siquiera que tuviera la más mínima idea de estos hechos.
Así como autores uruguayos dan por cierta la teoría del menor de edad preso en Ushuaia, Paysée, originalmente, rechaza esta versión. Lo prefiere mayor de edad, para hacerlo coincidir así con su invento del Gardel nacido entre 1882 y 1884. De esta manera, la inverosímil estadía de Gardel en la prisión, constituye para el infatigable investigador una terminante prueba de sus dichos. Nos ilustra: “Fuera de que este hecho(se refiere a la reclusión de Gardel, que para él es “un hecho”) constituye una prueba más en el sentido de que Gardel era bastante mayor de la edad que declaraba, puede también dar una pista bastante razonable en el sentido de que la modificación de su documentación dándolo por nacido en 1887 pueda estar vinculada al hecho de pretender lograr cierta inimputabilidad al figurar como menor de lo que era ( ¿??), ya que se desconoce a ciencia cierta en qué momento se produjo la alteración de los reales datos. Es sí real, por existir muchos testimonios al respecto, que la vida juvenil del cantor fue bastante azarosa y lo puso muchas veces en conflicto con la autoridad policial. De todos modos, como pruebas fehacientes no existen, la escabrosidad del tema aconseja eludir su desarrollo más amplio”. Dejando de lado la casi incomprensible redacción, apreciamos sobremanera que los “muchos testimonios” sobre la “vida azarosa” sean discretamente reservados por Paysée, considerando la “escabrosidad del tema”. Hizo bien, hay menores y damas presentes. Todo un caballero.
De toda la gente que forzosamente debió haber estado con Gardel en Ushuaia en 1907, y antes también de esa fecha, parece que quedó solamente este casi inmaterial “Sr. Villanova”. Ni de esa prolongada convivencia en el penal, ni de sus compañeros de viaje, apareció jamás persona alguna, ni para saludarlo, ni para recordar tiempos idos. Ni siquiera para extorsionarlo con la amenaza de divulgar esas historias. Soldados, guardiacárceles, marineros de los viajes de ida y vuelta, cocineros, gente de avería, alguna de tantas personas podría haberse presentado a los diarios, después de la muerte de Gardel, a vender su historia, ya sea para lograr fama o dinero. No. Increíblemente no. Jamás se dijo nada sobre estos asuntos. Solamente apareció este espectral “Sr. Villanova” de la desteñida tarjeta postal, y el “mudo testigo”, reflotados, como los restos del “Titanic”, treinta años después por la difamatoria pluma de Di Paula. Si le hubieran contado estas insanías a algún reo amigo de Gardel, seguramente, llevando al candidato de un brazo hasta la puerta, le hubiera dicho: “Caballero, hágame el osequio...”
Pero lo cierto es que sin el más mínimo elemento, sin siquiera indicios, estos serios “investigadores” que no investigan nada, copiándose unos de otros, han logrado con sus difamaciones hacer de Gardel un torvo presidiario, so pretexto de imparcialidad. No sólo eso. Son festejados y elogiados, citados aquí y allá, convocados a entrevistas y notas, a mesas redondas y conferencias... ¡Cuánta impunidad!


Los argumentos de Espina Rawson son más que convincentes, excepto cuando escribe que: “Mario Italo Argentino Gioia, luego de examinar firmas y escrituras de Gardel dictaminó que la palabra “C. Gardel” de la tarjeta, no pertenecía a Carlos Gardel, por descoincidir por completo con los rasgos caligráficos de éste”.

Según afirmó el comisario Raúl Osvaldo Torre, el día 15 de junio de 2006 en el Congreso “Quién es Gardel”, llevado a cabo en el Museo Casa Carlos Gardel, en Jean Jaurès 735, para comparar firmas es necesario contar con documentos originales, por lo cual el análisis caligráfico realizado por Mario Italo Argentino Gioia, no pudo ser válido, al no contarse con el original de la tarjeta postal.

En la misma exposición el comisario Raúl Osvaldo Torre, autor con Juan José Fenoglio del libro ”Investigación Criminalística sobre Carlos Gardel", no sólo insistió sobre este concepto, sino que en los estudios comparativos que él realizó con fotocopias de la postal, en principio la firma allí estampada, sí sería de Gardel, y sólo podría confirmarlo si tuviera el original.

El investigador e historiador Juan Carlos Esteban, también miembro del CEG, el 4 de octubre de 2005, envió una carta al Consejo Municipal de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, refutando la pretendida leyenda de que en el presidio que otrora existiera en esa ciudad, estuvo confinado Carlos Gardel. A continuación el texto de la mencionada nota, tal cual fuera publicada en http://www.buenosairesantiguo.com.ar/carlosgardel5.html

Sr. JUAN CARLOS PINO
Consejo Municipal
Monseñor Pagano 447
Usuhaia Pcia. Tierra del Fuego

Durante mi visita el 13 de Septiembre ppdo., al museo que fue, en su momento, Cárcel de reincidentes y Presidio militar, pude verificar que, en el Pabellón Nº 4, celda derecha Nº 15, estaba habilitada como lugar de confinamiento de Carlos Gardel.

En esa dependencia, sobre la pared, se exhiben retratos y un escrito extraído de un libro de Blas Matamoro, donde se sostiene la estadía del gran cantor en el penal de Ushuaia.
Sin abrir juicio sobre la calidad intelectual del autor, considero que la historia que se relata, para fundamentar su confinamiento, es evidente que fue redactada en una época en que, los datos biográficos de Gardel eran inciertos, contradictorios y prevalecía la leyenda.

1. A partir de la década del ’70 apareció la primer biografía científica, elaborada por Miguel A. Morena en 1976, “Historia Artística de Carlos Gardel”, de gran probidad moral e imparcialidad en sus juicios.
En la página 19 confirma que, comienza a llamarse Gardel en lugar de Gardés para “lograr mayor eufonía”. Esto ocurre alrededor de 1910/12.

2. En 1986 aparece, en inglés, una biografía de Simón Collier, profesor de la Universidad de Essex, Inglaterra, sobre Carlos Gardel: su vida, su música, su época”. Es una obra de consulta, de gran seriedad profesional, que sirve para que el artista sea incluido en la Enciclopedia Británica. En la primera edición en castellano, sobre la página 36, se atestigua el cambio de apellido de Gardés recién en 1912.

3. Contemporáneamente, desde Toulouse, Francia, el Sr. José Félix da a conocer los primeros datos extraídos de los archivos municipales, como nacido el 11 de Diciembre de 1890 con el nombre de Charles Romuald Gardés.

4. En sucesivos trabajos van apareciendo documentos, de su arribo a Bs. Aires. como Charles Gardés, el 11 de Marzo de 1893 en el vapor Don Pedro, con dos años de edad.

5. En 1897 aparece registrado como Carlos Gardés en la escuela Superior de niñas Nº 1, con 7 años, clasificado con 9 puntos.

6. En 1904 Carlos Gardés culmina su enseñanza Primaria en el Colegio “San Estanislao”, con 10 puntos en todas las materias.

7. En septiembre de 1904 hace abandono del hogar y, es detenido en Florencio Varela, como Carlos Gardés de 14 años francés tipógrafo. .

8. En 1906 Carlos Gardés le dedica una foto a un amigo, con su firma – Carlos Gardés – que figura en la página 26 del libro de mi autoría, que acompaño.

9. El 30 de enero de 1913 su madre radica un pedido de búsqueda de Carlos Gardés, en la Policía Federal Argentina.

10. Ese mismo año emprende su gira artística como Carlos Gardés en los primeros días de Julio y recién aparece como Carlos Gardel el 26 de agosto de 1913 en el Diario “El siglo” de Mercedes, provincia de Bs. Aires.

11. El 24 de Octubre de 1915 registra en Migraciones su nombre adoptivo a su regreso de Brasil. Ese documento se supone apócrifo.
Mal puede ser, entonces, C. Gardel detenido en Ushuaia y liberado en 1907. La firma de la famosa tarjeta, a que alude Matamoros, nada tiene que ver con la que registra caligráficamente Gardel desde que cambia su apellido. Tampoco con la que suscribe el acta de detención en 1904.

12. El 8 de Octubre de 1920 testimonia en el Consulado Uruguayo, en forma espontánea, sin certificado de nacimiento, ser originario de Tacuarembó, Uruguay y llamarse Carlos Gardel.
El 4 de Noviembre saca su Cédula de Identidad Argentina, que recién lo habilita legalmente frente a los Poderes Públicos, la Justicia y la Policía. Es decir 15 años después de su presunta identificación como Presidiario.
El 15 de Febrero de 1923 obtiene su Certificado de Buena Conducta, impensable si purgó una condena en Ushuaia. El 7 de Marzo de ese año gestiona la Ciudadanía Argentina, inimaginable a la luz de la ley 7029/10, restrictiva y rigurosa con los extranjeros con documentación irregular. El 8 de Octubre de ese año requiere su pasaporte.

13. Con ello elude el Servicio Militar y su participación en la guerra de 1914 en Francia y comienza su brillante carrera artística, hasta su trágica muerte.

14. En la tapa de mi libro se muestra a Gardel departiendo con Charles Chaplin, que le dispensaba su amistad. Está registrada históricamente su encuentro con Luiggi Pirandello, poeta italiano; Jacinto Benavente dramaturgo español; el príncipe Eduardo de Windsor, el 24 de agosto de 1925 junto al Dr. Roberto Ortiz futuro presidente de nuestro país y el Dr. Tomás Le Bretón ministro de Agricultura. Anteriormente conoce al tenor Enrique Caruso, en un viaje a Brasil (1915). El 20 de agosto de 1916, en el Círculo de la Prensa, conoce al filósofo José Ortega y Gasset. En 1933 se produce el encuentro con García Lorca, poeta español. Todos los testimonios son coincidentes sobre su gran contracción al estudio, que no se compadece con la leyenda de sus vínculos con la mala vida.

15. El 19 de Septiembre del año 2000 la UNESCO, declara su voz, Patrimonio de la Humanidad, como Cantante Argentino nacido en Francia. .

16. Despojado de leyenda negra que, sin pruebas, se endilga irresponsablemente a todo aquel que contribuyó a nuestro acerbo histórico, hoy, es parte importante de nuestro orgullo como Nación.

17. No existe, por otra parte, ningún indicio, expediente o prontuario que nuestro “Centro de Estudios gardelianos” haya podido localizar, que atestigüe tamaño despropósito, que desmerece el prestigio de vuestro Museo. Es un escarnio gratuito que desinforma a nuestra juventud y a tantos extranjeros que lo visitan.

18. Estamos dispuestos, como Institución dedicada al estudio de su trayectoria, a aportar toda la información que ilustre a vuestro personal y avente las dudas que pueden subsistir.
Ruego a Uds., en bien de nuestra querida patria, que reivindiquen su figura, colocando en esa misma celda, su verdadera historia.
Encarezco que, al lado de la leyenda, sin excluirla, figure también este pequeño resumen histórico, solidamente documentado. Con toda consideración.


Hasta aquí la fundamentada y esclarecedora nota del historiador Juan Carlos Esteban. Corresponde ahora a la Dirección de “Vereda de Tango” ocuparse de un suceso posterior que adquiere especial relevancia por la calidad de sus protagonistas. Veinte días después de la referida nota, en la transmisión por Radio Rivadavia del programa “El Locutorio” conducido por Antonio Carrizo, dialogaron el mencionado profesional, Juan Carlos Esteban y el señor Julio César Lovece (Secretario de Turismo de la Municipalidad de Ushuaia), que oportunamente recibió copia de la ya mencionada carta. En un momento de la conversación es dable escuchar el siguiente diálogo:

- Julio César Lovece: “En la celda yo diría que hay una especie de leyenda que me parece, y esto es una opinión muy personal, tiene más el objetivo de atrapar y seducir al turista, aún sin ser muy reales y muy verídicos a la información, porque en realidad de información no hay casi nada, se hace referencia a un supuesto historiador que yo sinceramente no conozco, ( “se refiere a Blas Matamoro” ) que pudo haber hecho referencia que Gardel estuvo preso en la famosa cárcel de reincidentes de Ushuaia, y creo que la gente del museo, del presidio se ha hecho eco de esa leyenda, nada más que con la idea de atraer principalmente a lo que es el turista nacional”.

- Antonio Carrizo: “Y seguramente que de buena fe”,

- Julio César Lovece: “De buena fe, yo no creo que haya mala fe, porque de hecho todo lo que es la historia de la cárcel, esta plagado de historias, de mitos y leyendas que vaya a saber si son todas ciertas, pero en definitiva lo grave si se quiere de este tema, y que también coincido con el Sr. Esteban, que estamos hablando de una figura de carácter, ya no solamente nacional, sino internacional, porque Gardel para nosotros es parte de nuestro patrimonio, y uno de lo que es patrimonio cultural más rico de la Argentina”.

- Antonio Carrizo: “Extraordinario, porque yo conozco personalmente al autor de esto que hay pegado ahí en la cárcel, y es un amigo muy querido, y que cuando escribió esto era un mucho muy joven, hace 30 años, quizá un poco más, que vive en España. Es un amigo muy querido, y con él, -esto es para que usted tenga una idea- con él estuvimos juntos invitados por la Universidad de Toulouse en 1986, yo Antonio Carrizo, y él, y algunas personas más que venían de Italia, de Francia, de España, de Inglaterra, de Uruguay, de la Argentina juntos recordando el aniversario de la muerte de Gardel.

En un Congreso estaba el hijo de César Fernández Moreno, que era el agregado cultural de la Embajada Argentina en París, estábamos recordando el aniversario de la muerte de Gardel, y organizaba el Congreso la Universidad de Toulouse, la ciudad donde había nacido Gardel, donde nació Carlos Gardel, por eso me apena, y yo le puedo asegurar que 35 años después de haber escrito estas páginas, no las firmaría de nuevo mi amigo que vive en España, y que no sabe que en este momento estoy hablando de él, pero estoy defendiéndolo. Porque seguramente en aquella época no había demasiadas certezas, porque a nadie le preocupaba el caso del nacimiento de Gardel, porque todo el mundo sabía, sabíamos que era de Toulouse, pero cuando nace el mamarracho, y la leyenda negra de que era hijo de una mujer de dudosa moralidad en Tacuarembó, hijo de un hombre de dudosa moralidad, que tenía hijos con las hermanas, bueno, entonces ya empezamos a recopilar material y por eso estamos charlando con Ud. Lovece”.
- Julio César Lovece: “Sí, sí, de hecho creo que basándose también un poco en esas versiones tan livianas, y tan malas a la imagen de Gardel, que por ahí cierra mucho más lo que se ha intentado refrescar acá en el Museo del Fin del Mundo, porque la cárcel, perdón el Museo de la cárcel, porque la cárcel de Ushuaia tiene también una triste historia, y que hoy es parte de un atractivo turístico, pero bueno, a veces el afán justamente de motivar un poco la visita, no son pocos los argentinos que pasan por allí, y se llevan la sorpresa de encontrar una celda dedicada a la memoria de Gardel”.
- Antonio Carrizo: “Increíble, Ud. sabe que yo he estado muchas veces en Ushuaia, pero cuando yo he ido no estaba puesto eso todavía”.
- Julio César Lovece: “Claro, sí, sí”.
- Antonio Carrizo: “Si no hubiera armado un escándalo”
Esclarecedora “charla” que enriquece el conocimiento de sucesos acaecidos, ya desaparecido físicamente nuestro querido “Morocho del Abasto” y que adquieren mayor relevancia en el decir de un prestigioso y muy respetado “hombre de radio” como lo es Antonio Carrizo.



¿Y qué pasó en el Consejo Municipal de Ushuaia?

Nada, no pasó absolutamente nada. La carta enviada por Juan Carlos Esteban el 4 de octubre de 2005, fue ingresada al Consejo Deliberante de la Ciudad de Ushuaia, el día 27 del mismo mes y año.

Con el Nº de expediente 886, ingresó bajo el tema: “Consideraciones referente a los escritos ubicados en la celda derecha Nº 15 del Pabellón Nº 4 del Presidio, donde estuvo confinado Carlos Gardel, fundamentando que dichos datos biográficos son erróneos.”


Como podemos ver en http://www.concejoushuaia.gov.ar/ donde figuran “Todos los asuntos ingresados para ser tratados por el Cuerpo de Concejales, desde el año 1997 hasta el 2009”, (última actualización disponible), no ha habido ninguna resolución.

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