miércoles, 8 de septiembre de 2010

EN LA CALLE CARLOS GARDEL – BUENOS AIRES


Poco después de la tragedia de Medellín, Francisco Raimundo(*), escribió en su poema ¡Salud, maestro!, los siguientes versos:

En nombre del Arte pido,
como el más fiel emisario
a este y aquel mandatario
que no te echen al olvido;
y que con justo sentido
a tu sagrada memoria
la calle recordatoria
pongan con tu nombre fiel,
la calle: Carlos Gardel
como grabando tu historia.

Pero recién poco más de un cuarto de siglo más tarde, por Ordenanza Nº 18252 de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires del año 1961, se designó con el nombre de Carlos Gardel al primer tramo de la calle Guardia Vieja, entre las calles Jean Jaurès y Doctor Tomás de Anchorena.

Cortada en su extensión por el Mercado de Abasto (actualmente Shopping), los apenas 100 metros que llevan el nombre del máximo cantor, resulta prácticamente un pasaje.

Varios fueron los proyectos que se presentaron para elegir la calle que cambiaría su nombre por la de Carlos Gardel.


Los concejales Fiore y De la Peña, propusieron la calle Anchorena, mientras que Manzini, Tempra y Etchepareborda se inclinaron por la calle Zelaya, y a la Comisión de Cultura y Acción Social le pareció más adecuado la calle Carabelas a través de un dictamen del 23 de diciembre de 1959.

Encabezados por el concejal Morán, en 1961 se propuso a la calle Del Tigre, hasta que finalmente la mencionada comisión decidió el tramo de la calle Guardia Vieja, sancionando la Ordenanza 18252, publicada en el Boletín Municipal 11.725, cuyo texto es el siguiente:

Artículo 1º: Denomínase “Carlos Gardel” al tramo de la calle Guardia Vieja, comprendido entre las calles Anchorena y Jean Jaurès.

Artículo 2º: El gasto que demande el cumplimiento de la presente ordenanza, será imputado a la partida 293000.00.02 “Obras servicios y trabajos ordinarios” del presupuesto en vigor.

La placa homenaje a Carlos Gardel fue colocada en la esquina de la flamante calle con su nombre y Anchorena, agregándose el año de su nacimiento y de su desaparición física.


Encima de la misma se colocó un retrato de Gardel y a la derecha la chapa identificatoria de la calle con su nombre, en reemplazo de la anterior de Guardia Vieja.


En algunas fotos de la época puede verse el Mercado de Abasto, antes de convertirse en el Shopping del mismo nombre, y el tradicional restaurante “Chanta Cuatro”, actualmente “Esquina Carlos Gardel”.


El ingenio popular aprovechó la chapa identificatoria de la calle escribiendo un significativo graffiti, el cual fue fotografiado, y hoy luce en un cuadro en el restaurant Arturito en la esquina de Jean Jaurès y San Luis.


En el año 2000, mediante la Ley Nº 380, sancionada el 11 de mayo y publicada en el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires el 26 de junio, la calle Carlos Gardel, fue convertida en peatonal.

Buenos Aires, 11 de mayo de 2000.

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley.

Artículo 1º.- Prohíbese la circulación general de vehículos en la calle Carlos Gardel entre Dr. Tomás Manuel de Anchorena y Jean Jaures.

Artículo 2º.- Exceptúase de la prohibición dispuesta en el Artículo 1º a los vehículos de los servicios de urgencias y los afectados a servicios públicos, así como los de propietarios de cocheras ubicadas en dicho tramo de arteria, todos los cuales deberán circular a paso de hombre.

Artículo 3º.- La presente ley entrará en efectiva vigencia una vez instalado el señalamiento ilustrativo correspondiente.

Artículo 4º.- Comuníquese, etc.

Firmado por Cristian Caram y Rubén Gé


(*)Del poeta Francisco Raimundo (“Chilo”), hoy injustamente olvidado, transcribo su  poema ¡Salud, maestro!, escrito como homenaje a Carlos Gardel, con algunos versos casi proféticos.

¡SALUD, MAESTRO! 

Dedicado con el más profundo dolor de mi alma al malogrado amigo y camarada, el gran cantor criollo y artista cinematográfico, Carlitos Gardel: el máximo representante de la musa popular, insigne embajador del tango en el extranjero y el eterno muchacho jovial de la amplia sonrisa, del noble gesto y del corazón abierto de par en par.

Muchachos: Se nos ha ido
el Rey de los ruiseñores:
el Papá de los cantores
de nuestro tango querido!...
El destino le ha tejido
una red bajo del sol
y a Barbieri, Riverol,
a Aguilar como a Le Pera,
¡fue la Parca traicionera
que les jugó un fiero rol!...

Cuando hablemos de Gardel
descubrámonos primero,
como homenaje postrero
tributándole un laurel.
Los extranjeros, por él,
conocen el tango nuestro,
lo impuso varonil, diestro,
el gran Gardel triunfador;
el eximio embajador,
el inmortal: ¡el maestro!

En todos los continentes
que cantó Carlos Gardel
le llovieron a granel
los aplausos de las gentes.
Querido en todos ambientes,
a todos trataba igual:
siempre sonriente y cordial,
sencillo, francote, amable.
Con todos fue muy tratable
¡Carlos Gardel, el zorzal!

No hubo ni habrá cantores
que canten como Gardel.
Su voz destilaba miel,
armonías y sabores...
Tendrá mil imitadores
este cantor magistral
pero aunque no lo hagan mal
pueden estar en lo cierto,
¡Vivo, ni después de muerto
nadie imita a este zorzal!

Carlitos Gardel y el tango
(aunque de distintos suelos)
eran hermanos gemelos
y fueron del mismo rango.
Por si grazna algún chimango
pretendiendo algún laurel
no beberá más que hiel
por esa boca maligna.
¡Pues sepan que en la Argentina
jamás habrá otro Gardel!

Todo humano ha de alabar
al más genial precursor
que con su Arte, fe y amor
hizo al tango consagrar.
Hoy, por él, se ha de bailar
en los más regios salones.
Millones de corazones
al vibrar de las guitarras
entre canciones bizarras
palpitaron de emociones!

Tu nombre: ¡Carlos Gardel!
perdura y perdurará.
Tu recuerdo quedará
grabado en oro, a cincel.
Tu nombre: ¡Carlos Gardel!
desde hoy mismo es inmortal,
el ambiente nacional
sufre un profundo desvelo.
¡Las musas están de duelo
por tu caída mortal!

La milonga popular
está vestida de luto.
Te rindió el mayor tributo
y hasta paró de cantar!
Nadie se quiso quedar
sin rendirte su homenaje.
Quedó mudo el encordaje
y mudos los bandoneones,
y mudos los corazones
y triste todo paisaje!...

En nombre del Arte pido,
como el más fiel emisario
a este y aquel mandatario
que no te echen al olvido;
y que con justo sentido
a tu sagrada memoria
la calle recordatoria
pongan con tu nombre fiel,
la calle: Carlos Gardel
como grabando tu historia.

Además de la calle que lleva su nombre, con total seguridad, Francisco Raimundo vaticina en 1935 que no hubo ni habrá cantores que canten como Gardel, que tendrá mil imitadores que aunque no lo hagan mal, nadie lo podrá imitar, pues jamás en Argentina habrá otro Gardel, que desde hoy mismo ya es inmortal.

Su nombre perdura y su recuerdo quedará grabado en oro, a cincel (¿monumentos?), y no haber nacido en Argentina, cuando expresa: Carlitos Gardel y el tango (aunque de distintos suelos).

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