martes, 27 de diciembre de 2016

En la esquina de Gardel, Canaro y Vicente Greco




Poco recordada y difundida, a partir del 10 de septiembre de 1998 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió que la esquina formada por la Avenida San Juan y la calle Sarandí, en el barrio de San Cristóbal, pasara a llamarse “Esquina de Gardel, Canaro y Vicente Greco”.


La decisión de la Legislatura porteña se basó en que en dicha esquina entre 1920 y 1948 funcionó la casa “C. Della Corte”, negocio donde Carlos Gardel, Francisco Canaro y Vicente Greco compraban sus sombreros y concurrían a un bar contiguo a dicho comercio.

Que Carlos Gardel tenga una esquina en su Buenos Aires querido, es un acontecimiento sumamente importante, ya que el querido cantor no tiene una avenida, ni un parque, ni una plaza que lo recuerde.

Del “Zorzal Criollo” hablamos en todas las entradas de este blog, así que pasaremos a enfocar la presente en su vinculación con Francisco Canaro y al injustamente olvidado Vicente Greco.

Francisco Canarozzo, tal su nombre verdadero, nació en San José de Mayo, Uruguay, el 26 de noviembre de 1888, nacionalizándose argentino en 1940, falleciendo en Buenos Aires el 14 de diciembre de 1964 a los 76 años de edad.

Violinista, compositor, director de orquesta típica y de jazz, productor y director teatral, productor cinematográfico, empresario musical y luchador desde 1918 por los derechos autorales que culminara en 1935 con la creación de “S.A.D.A.I.C”, cuyo edificio fue erigido en terrenos por él adquiridos.

Según Orlando del Greco en su obra “Carlos Gardel y los autores de sus canciones”, Gardel y Canaro se conocieron en 1913 en el salón “La Argentina”, lugar al que Vicente Greco dedicara su famoso tango “Rodríguez Peña” por su ubicación en dicha arteria.


Junto a Arturo de Nava, Celedonio Flores, Irineo Leguisamo y Enrique Santos Discépolo, Francisco Canaro es uno de los cinco personajes que dialogan con Carlos Gardel en la filmación de los cortos de 1930, secundándolo además con su orquesta en la interpretación del tango “Viejo Smoking” y el vals “Rosas de Otoño”.

Gardel le grabó los tangos, “Camarada”, “Desengaño”, “El Pinche”, “Federación”, “La Brisa”, “La Garçonniere”, “La última copa”, “Los Indios”, “Madreselva”, “Pedime lo que querés”, “Puentecito de plata”, “Se acabaron los otarios”, “Sentimiento Gaucho”, “Sufra” y “Tiempos viejos”; el vals “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”, la vidalita “Yo tuyo soy tuyo es mi amor”, la ranchera “Me enamoré una vez” y el shimmy “La sulamita”, sumando un total de 19 temas, que lo ubica como el quinto músico más grabado por el “Morocho”.


Canaro con su orquesta secundó a Gardel en las grabaciones de los tangos, “Beso ingrato”, “Como agoniza la flor”, “Confesión”, “La Garçonniere”, “La mariposa”, “Madreselva”, “Senda Florida”, “Silencio”, “Taconeando”, “Tomo y obligo” y “Viejo rincón”, los valses “Rosas de Otoño” y “Yo no sé qué me han hecho tus ojos” y el fox-trot “Oh París”, haciendo un total de 14 temas.    

Bandoneonista, compositor y director de orquesta, Vicente Greco nació el 3 de febrero de 1888 en Buenos Aires, donde falleciera el 5 de octubre de 1924 a los 36 años de edad.

Así como a Francisco Canaro recibió el apodo de “Pirincho” por la expresión de la partera por su cabello, Vicente Greco recibió el apodo de “Garrote”, por su hermano Fernando de gran contextura física.

Según Orlando del Greco en su obra arriba citada, junto a Juan Maglio, “Pacho”, introdujo el tango en los salones porteños, cafés y casas de familia bien, donde era difícil su aceptación.

Cuando fuera convocado en 1911 por la “Casa Tagini” para grabar sus tangos, fue el primero en utilizar la denominación de “Orquesta Típica Criolla”, que luego deviniera en orquesta típica, diferenciado a los ejecutantes de tango de los conjuntos que cultivaban otros géneros musicales.


Dicha orquesta estaba integrada por Vicente Greco y Juan Lorenzo Labissier en bandoneones, su hermano Domingo Greco en guitarra, Juan “Palito” Abatte y Francisco Canaro en violines y Vicente Pecci en flauta.


Si bien Canaro ya había integrado otros conjuntos orquestales, en 1911 fue integrante de la orquesta de Vicente Greco, como así también en los Carnavales de 1914 y 1915 en el teatro “Nacional Norte”, para luego desvincularse definitivamente.

Carlos Gardel llevó al disco los tangos, “Alma porteña”, “Argentina”, “La percanta está triste” y “Pobre corazoncito”, de autoría de su gran amigo Vicente Greco y sus hermanos a quienes frecuentaba en su casa.


Además de la conocida amistad de Gardel y Canaro, el amigo coleccionista e investigador Pablo Taboada nos informa de la íntima amistad del querido cantor con Vicente, Domingo y la familia Greco.


En cuanto a la vecindad de Francisco Canaro y Vicente Greco, unidos con Gardel en la esquina que homenajea a los tres, es recordada por el multifacético doctor Luis Alposta y por Juan Silbido, viviendo “Garrote” en el conventillo “El Sarandí”, sito en el 1356 de la calle homónima y “Pirincho” justo al lado, en el 1358.


Algunas de las fotos donde Canaro aparece junto a Gardel.







Otras imágenes, en el velatorio de Gardel en el “Luna Park”.




Y en la inauguración del mausoleo en el “Cementerio de La Chacarita”.







El artículo del diario “Clarín cita la sombrerería “Della Corte” como el lugar donde Gardel, Canaro y Greco se dirigían a comprar sus sombreros y solían luego concurrir a un bar contiguo a dicho negocio, por lo que no está demás entonces buscar en la hemeroteca digital de España, las propagandas del lugar en la versión digitalizada de la revista “Caras y Caretas”.

El primer aviso que pude encontrar apareció el 8 de mayo de 1926, publicitando los últimos modelos de los afamados sombreros “Monza”, de fabricación italiana, modelos “Dorce” y “Ribete”, forrados en seda, en una variada gama de siete colores, a un precio de $ 10.-


En los meses siguientes, la empresa ofrecía trajes smoking para niños de 6 a 12 años, en sarga azul de pura lana con chaleco y cuello blanco y los sombreros “Barbisio”, importados de Italia, confeccionados en real castor en una gama de cinco colores.


No sólo sombreros vendía la casa  “C. Della Corte”, en el verano de 1927 publicitaban varios modelos de hebillas para cinturón de 6 x 4 centímetros, elaboradas en metal fino niquelado, con el nombre o iniciales del cliente dorados a fuego.



A partir de abril de 1927, todos los avisos publicados en “Caras y Caretas” se referirán a los sombreros “Monza”.


El precio de venta se mantuvo en $10.- hasta que aparece el Castor extra a $ 15.-, en diciembre del 33 el clásico es rebajado a $ 8,50 y desde noviembre de 1938 hasta el último aviso publicado el 6 de mayo de 1939 los valores de venta son de $ 12.-, $ 15.- y $ 21.-, para los modelos A, B y Castor extra respectivamente.


En ningún aviso se hace mención de que los sombreros eran a medida, sino que se destaca la diversidad de modelos.

Luego del cierre de la casa  “C. Della Corte”, en agosto de 1948 se instaló la rotisería y bar “Miramar”, fundada por Manuel Ramos.


Precisamente un familiar de los Ramos fue quien hizo conocer a Gardel la casa  “C. Della Corte”, cuando se encontraba con el “Zorzal Criollo” cuando salía del “Café de los angelitos” en Rivadavia y Rincón y caminaba por esta última hasta la avenida San Juan, según el sitio oficial del “Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, (ver recuadro en negro), sitio donde se destaca la existencia de un aviso de la sombrerería y la única foto que recuerda a Gardel en el “Miramar”, donde el máximo cantor aparece con una señorita y tres chicos, fechada en Montevideo el 5 de enero de 1922. (Ver recuadros en rojo).


La foto en cuestión es muy conocida y la señorita no es otra que su novia Isabel Del Valle y los tres chicos son sus hermanos.


En cuanto al aviso publicitario de la casa  “C. Della Corte”, sólo pude encontrar cuatro de ellos en el período 1930/31.


Siendo el único que corresponde al texto descripto en el sitio oficial del “Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, el publicado en el número 1674 de la revista “Caras y Caretas” del 1º de noviembre de 1930.


Lamentablemente nunca fue colocada la placa que recuerde que la esquina de San Juan y Sarandí fue declarada la esquina de “Gardel, Canaro y Vicente Greco” y se corre el riesgo que con el tiempo caiga en el olvido y suceda lo mismo que con la desaparecida Plaza “Gardel-Razzano”.


En vez de la placa, existe un fragmento de un poema de Julián Centeya, colocado en el “Bar Miramar” sobre la calle Sarandí.



Los versos completos del poema del hombre gris de Buenos Aires, son los siguientes:


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