Fue el último domicilio donde vivió Carlos Gardel en su Buenos Aires querido, junto a su madre Marie Berthe Gardes.
Gardel compró la casa en 1926 para su querida viejita, como siempre solía decir en cuanto reportaje le efectuaran: “Es la casa de mi mamá”.
La amplia vivienda tenía un gran patio al cual convergían las habitaciones, la cocina y el baño, mientras que por la escalera se accedía al piso superior.
Doña Berta comenzó a vivir allí en 1927 y Gardel posiblemente se habría mudado en 1928. Allí fueron a vivir con ellos Anais Beaux y su esposo Fortunato Muñiz, de manera que su madre tuviera la compañía de su amiga durante las habituales ausencias de Gardel con motivo de sus viajes.
Luego de la desaparición física del máximo cantor, se mudaron Armando Defino y su esposa Adela Blasco, quienes acompañaron a doña Berta hasta su deceso en 1943.
La vivienda fue heredada por el matrimonio Defino, quienes vendieron la casa, pasando sucesivamente a otros propietarios, hasta que se instaló allí una tanguería, “La casa de Carlos Gardel”, cuyos dueños derribaron algunas de las paredes interiores para obtener un gran salón donde poder ubicar las mesas y el escenario.
Además de cambiar el aspecto interior, la finca corrió serio peligro de derrumbe, siendo adquirida en 1996 por el empresario Eduardo Eurnekian, quien la donó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tras apuntalar la casa y proceder a dejarla lo más parecido posible a su estado original, mediante la utilización de fotografías, documentos y testimonios orales.
El mismo año fue transferida a la “Dirección General de Museos”, siendo inaugurada el 4 de marzo de 2003, como “Museo Casa Carlos Gardel”, lugar donde se atesoran muebles, vestimenta, documentos, cuadros, fotografías, discos, partituras, placas conmemorativas y todo aquello que evoque la memoria de Gardel, su madre, Razzano, los guitarristas y amigos en general.
Si bien la casa de Jean Jaurès es en si misma un monumento dedicado a Carlos Gardel, recordamos aquí la placa que encabeza esta entrada, colocada por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1988, en su memoria y en la de su madre, por haber vivido allí sus últimos años de su vida.
Y debajo la merecida mención de la donación y restauración a cargo del empresario Eduardo Eurnekian.
Algunas fotos más.
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